Aurora Bustamante es limeña, hija de provincianos, y al finalizar el colegio ya pensaba en el negocio propio, pero para darle gusto a su padre ingresó a la Universidad Mayor de San Marcos y estudió psicología. Al mismo tiempo, y sin que su padre lo supiera, ingresó a la Escuela Nacional de Arte Dramático, allí hizo un año de estudios. Tanto la psicología como el arte le darían las herramientas necesarias para lograr el éxito de su negocio.
Sin embargo, el
olor del cuero curtido por el abuelo en la casa familiar de Jauja no lo
olvidaría nunca. El recuerdo de ese cariño la llevó a hacer cinturones en pleno
apogeo del hippismo. Se dio cuenta de que a la gente le gustaba lo que
hacía y, decidida como siempre fue, alquiló un taller en Barrios Altos, se
compró una máquina de coser y junto con una amiga de la infancia empezó su
negocio.
Luego vendría el crecimiento: la dueña de la zapatería “La Gaviota” de Trujillo
invirtió dinero en su taller para que le confeccionara los calzados. Desde ese
momento no pararía de crecer.
En aquella época, ser mujer joven y de rasgos andinos no eran las
características que le abrirían las puertas del éxito. Ella lo sabía muy bien.
“Los comienzos fueron difíciles, las mujeres no éramos tomadas en serio”, nos
dice. Y, sin embargo, se valió de su propio empeño y carisma para seguir
adelante. “Ahora es el momento de las mujeres”, añade. Y lo dice por
experiencia propia: es una de las dos directoras (entre 32 varones) de la
Cámara de Comercio de Lima, además de miembro de la Asociación de Mujeres
Batalla, entre otros honores que sería largo de enumerar. Y, sin embargo, hay
hermanas, todavía, muchísimo que hacer.
La primera tienda
En 1973 abrió su primera tienda en el Centro Comercial La Gran Vía, en la
cuadra ocho del Jirón de la Unión. A esa primera tienda le puso el nombre de su
primer hijo, Renzo Costa. Ella, que siempre ha creído en las relaciones
afectivas, pensó que al ponerle el nombre de su hijo todo iría bien. Y así fue.
La empresa fue creciendo, compraron locales en el Jirón de la Unión hasta que
pusieron su cuarto local propio en lo que fuera el centro comercial de aquella
época, Camino Real, en el corazón de San Isidro.
Emigrar a otros lares
La inestabilidad política y económica del país suele crear
muchos problemas a los empresarios nacionales. Renzo Costa no fue ajeno a estos
problemas. En el año 90, la señora Bustamante tuvo que salir fuera del Perú a
causa del shock económico (más conocido como el “fujishock”) y de los atentados
de Sendero Luminoso. Vivió dos años en Santiago de Chile y allí abrió cuatro
tiendas, pero sus locales en Lima siguieron funcionando, y se quedaron a cargo
de un jovencísimo José Cabanillas, quien lleva trabajando con ella veintiún
años.
La Corriente del Niño le produjo otro dolor de cabeza. Era 1988 y en medio de tanto calor, ¡quién podía usar una casaca de cuero! En aquella crisis vio una oportunidad, miró atrás y, tal como había empezado en su época de universitaria, volcó su producción hacia la confección de carteras, billeteras y cinturones. En la actualidad su producto estrella son las billeteras, que se
lucen en lindas vitrinas con audaces diseños multicolores.
Lo más importante son sus colaboradores.
La relación de Aurora con sus colaboradores es muy especial. Para ella, ellos son su principal apuesta y recurso. La psicología no solo le ha permitido detectar con precisión los gustos de sus clientes, sino también a fortalecer las relaciones humanas al interior de su empresa. “El lugar de trabajo es el espacio donde mis colaboradores pasan la mayor parte de su tiempo” – nos dice- “por eso en Renzo Costa es importante demostrar los afectos”. El cariño del trato diario y los abrazos producen una convivencia feliz, lealtad y eficiencia en la labor.
Mirando al futuro
La Corriente del Niño le produjo otro dolor de cabeza. Era 1988 y en medio de tanto calor, ¡quién podía usar una casaca de cuero! En aquella crisis vio una oportunidad, miró atrás y, tal como había empezado en su época de universitaria, volcó su producción hacia la confección de carteras, billeteras y cinturones. En la actualidad su producto estrella son las billeteras, que se
lucen en lindas vitrinas con audaces diseños multicolores.
Lo más importante son sus colaboradores.
La relación de Aurora con sus colaboradores es muy especial. Para ella, ellos son su principal apuesta y recurso. La psicología no solo le ha permitido detectar con precisión los gustos de sus clientes, sino también a fortalecer las relaciones humanas al interior de su empresa. “El lugar de trabajo es el espacio donde mis colaboradores pasan la mayor parte de su tiempo” – nos dice- “por eso en Renzo Costa es importante demostrar los afectos”. El cariño del trato diario y los abrazos producen una convivencia feliz, lealtad y eficiencia en la labor.
Mirando al futuro
Actualmente, Renzo Costa posee trece tiendas entre Lima,
Cusco y Trujillo. Tienen planeado abrir una próximamente en Arequipa. Durante
estos 35 años, desde que pusieran su primera tienda, no solo han diversificado
sus productos sino también su público. Si en un principio era gente adulta
entre 40 y 50 años los que compraban en Renzo Costa, ahora, su oferta atrapa
principalmente a un público entre los 23 y los 40 años. Tienen planeado crecer
más, ser más competitivos. Su mira es ampliar la exportación de productos a
Europa y crear franquicias en Sudamérica.
Consejos a cuero limpio:
Consejos a cuero limpio:
1. Creer en el producto. Tener pasión por los cueros, como
reza el lema de la fábrica.
2. Ser creativos e innovadores.
3. No temerle al fracaso.
4. Ser perseverante, tener mística.
5. Tener valores.
Una empresa con responsabilidad social
2. Ser creativos e innovadores.
3. No temerle al fracaso.
4. Ser perseverante, tener mística.
5. Tener valores.
Una empresa con responsabilidad social
En los últimos años, Renzo Costa se ha preocupado por el tema
de la responsabilidad social. Trabajan con programas de salud en el poblado
Villa San Juan y en la implementación de un programa de reciclaje en sus
tiendas con una familia de recicladores de San Juan de Miraflores. Además,
mediante el programa “Renzo Costa piensa en mí”, en la actualidad capacitan
para el trabajo a personas con discapacidad y a jóvenes de alto riesgo. Casi el
20% de sus trabajadores son personas sordomudas. Incluso, los otros empleados
de la empresa tienen la oportunidad de tomar clases de señas para poder
comunicarse claramente con sus compañeros.
Fuente: Somos empresa
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